viernes, 27 de enero de 2012

LA MALA EDUCACIÓN

   Hace una semana nos encontramos con mi amiga Vivi para ir al cine y me regaló "La educación sentimental".  Le había comentado sobre mi segundo intento de leer "Por en busca del tiempo perdido" sin éxito(ya le llegará su momento, hablando de tiempo).  También sobre mi decisión de hacer del obstáculo, la oportunidad de seguir con Flaubert.  De F sólo leí M.Bovary y parte de su diario, citado por Barthes.  El diario de F no es precisamente del tipo mi mamá me ama o mi papá es un tirano.  Es sobre el oficio de escribir.  Porque para F escribir es igual a vivir.  También está la experiencia Hemingway quien -cual guante dado vuelta- vivía (y cómo) para escribir.  Por otra parte, el diario de F es interesante para pensar si la materia ineludible de un diario es la biografía: una especie de reality en papel.  En su caso,la respuesta es No.  Y habilita la sospecha de que en definitiva toda biografía es una ficción o novela...familiar del neurótico en algunos casos.
   Después del cine, con Vivi nos fuimos a un bodegón de Echeverría a una cuadra de Libertador.  Celebramos, entre otras cosas,que con respecto al verano pasado mi plan de lectura había virado de la obra casi completa de Dostoiesvski (imperdibles los prólogos de Saccomanno a "Crimen y Castigo" y "Memorias del subsuelo", editados por Página 12) a la lectura del citado F.  Nada personal, ambos son escritores únicos.  Pero pensándolo en Situación (Simonne y Jean Paul dixit): no es lo mismo un verano Dostoiesvski que un verano Flaubert, ¿no?
   A propósito de S, J.P y su amor antiburgués, en el bar de Echeverría después de la segunda birra, con Vivi nos acordamos del comentario ingenioso de una conocida en común.  Esta conocida sostiene que las mujeres no tenemos problemas económicos: tenemos problemas morales.  Nosotras,brindis mediante y el bodegón a punto de cerrar, concluimos que entre una cantidad de factores determinantes nuestra "educación sentimental" es en gran parte la causa de ese dilema.  Entre esa cantidad de factores: lugar especial merecen los comentarios de Freud sobre la degradación de la vida amorosa de los señores y la sexualidad femenina de las futuras esposas (la palabra esposa: ¿proviene de la jerga carcelaria?)  En la sexualidad femenina, Freud pone el acento en la intensa relación pre edípica madre-hija.  Algunos comentarios son francamente divertidos.  Por ejemplo el párrafo donde establece un paralelo entre la madre de la señora en cuestión y su marido, sobretodo cuando se arma el tole tole conyugal.  Sin embargo,hay esperanzas.  Según Freud eso sucede con ¡el primero!, pero con el segundo marido puede mejorar.  Ni que hablar con el último: flores al cementerio y ni un sí ni un no (las estadíticas indican que son las mujeres en su mayoría quienes sobreviven a sus esposos. ¿Por qué será?).
   Recién al otro día después de lavar los platos del almuerzo, caí en la cuenta...hablando de economía. ¡Había olvidado el regalo de Vivi en la butaca del cine!  De más está decir que al toque llamé al Malba pero ni noticias (antes de ese acontecimiento yo solía afirmar con fervor que robar libros más que un derecho es una obligación).
   Ya pasó más de una semana del hecho.  Cesaron los reproches super yoicos del estilo "no valorás el regalo de una amiga" y "no podés conservar un regalo porque no te valorás", cual duelo de titanes (¿el super yo saca letra de telenovela de las tres y manual de autoayuda, o al revés?).
   Aunque ya lo decía el filósofo del martillo: no hay hechos sino interpretaciones.  Por eso, puse en capilla a mi SY mientras disfruto de dos regalos a falta de uno.  Paso a enumerar:
1.  Sin perder tiempo (¿el que buscaba Proust?) me comprè otro ejemplar del libro de F de la misma edición y todo.  Por suerte, como decía mi abuela, se paga con plata.  Para que la felicidad sea completa sólo falta que Vivi escriba la dedicatoria por segunda vez y de paso ¡nos vemos! (a esta altura del partido ya está claro que el filósofo danés, Soren.K, borró de un plumazo la posibilidad de hacer de la segunda vez, la primera)
2. Desde entonces,disfruto de mi nueva adquisición (¿rectificación, diría un lacaniano?): un verano Flaubert... sin educación sentimental.  A quien se la llevó, que le sea leve.

A.B


         





sábado, 14 de enero de 2012

MEDIA...MEDIA

   Hace un par de días fui a ver Medianeras.  Meses en cartel y críticas elogiosas,inclinaron la balanza.  Tampoco tenía otra opción conocida o recomendada.  La semana pasada fui a ver Pina y La cueva...y la esencia del cine (imagen/historia) se materializó en un nunca tan bien ponderado 3D.
 Medianeras es difícil de clasificar:no es una película,tampoco un documental.  Pero ese no es el problema,hasta podría ser una virtud:no se la puede encasillar.  El problema es otro.  ¿De qué se trata?
  
1.
   Por  un lado:el aspecto visual o imagen.  La cámara se dedica a registrar la estética cambalache de los techos porteños.  También la proliferación de rasca cielos con mono ambientes caja de zapatos que hacen de la luz en la ciudad agua en el desierto.  A veces es una voz en off  la que acompaña esas imágenes.  Otras,son los mismos protagonistas quienes "piensan"(por ejemplo, ella cuenta la historia de un amor prohibido en el origen de la construcción del Cavanagh).  Los comentarios apoyados en el punto de vista del director son en su mayoría ingeniosos.  Es más,me parece que esa es la única materia prima genuina de la película.  Y que la narración es intento fallido,o escusa,para "mostrar" básicamente eso:que los argentinos somos tan imprevisibles como nuestros techos.  Así dice la voz en off: un fallido.  Porque en todo caso se trata del techo de las viviendas de la capital federal,y no de los techos del país.  (A fines de los noventa se estrenó Martín H de Aristarain.  Martín H,hijo de padre argentino exiliado en España,compara los techos argentos con los de Madrid en una sintonía similar a la de Medianeras.  Sin embargo,su mirada es interesante por ser la de alguien extranjero y  familiar a la vez.  Pero la diferencia fundamental es que esa mirada no está escindida o descolgada del relato o historia).  

2.
   Por otro lado: la historia de los personajes principales(y no separo estos aspectos por fines didácticos o prácticos:así de separados están en Medianeras).  Martín y Mariana son vecinos, nacieron uno para el otro pero están tan cerca que no se ven.  Porque la ciudad es una isla de cemento(versión postmo de la selva hippie sesentista).  La hipótesis no es mala,ese no es el punto.  El punto es cómo está contada.  Sin ningún cuidado por la trama narrativa:un desfile de personajes estereotipados, aburridos, previsibles(no como los techos)...y hasta irritantes.  Lo raro es que ese último aspecto incluye a la propia protagonista.  Digo raro,porque la estética de la historia podría acercarse a la de la telenovela(a la abulia de los personajes de Silvia Prieto o Los guantes mágicos del director Martín Rejtman, no le llega ni a los talones).  Entonces,en esa clave: las Buenas personas que son los Enamorados deben terminar juntos luego de sortear una serie de obstáculos mundanos.  Sin embargo,Mariana no se porta muy bien que digamos.  Está lejos de ser una heroína romántica.  Por el contrario,es es el prototipo de mina insatisfecha que se regodea en una pose melanco por un lado y por otro,¡es más peligrosa que mono con navaja!  Por ejemplo:deja plantado a un muchacho bonito y como si fuera poco,caballero, después de hacerle subir 11 pisos por escalera debido a que ella sufre una fobia cool a los ascensores... 
    No voy a redundar o aburrir con idénticos ejemplos.  Tampoco voy contar el final no sólo porque eso no se hace,sino porque para hablar con cierta rigurosidad si hubo un final,¡no lo vi! (por las dudas aclaro que me quedé leyendo hasta el último crédito de la película).
   Como en el fondo adhiero a esa idea clásica de que las historias tienen un final a falta de uno,les recomiendo un libro que "descubrió" mi amiga Andrea.  Está ilustrado y escrito por el  taiwanes Jimmy Liao.  Se llama  Desencuentros y es un verdadero encuentro con el desencuentro amoroso o existencial... eso depende la edad del lector.  No se si tiene final feliz,pero merece el adjetivo precioso.

A.B