No soy una chica almodovar. En primer lugar: ya no soy chica. Tampoco vi todas sus películas y en algún tiempo histórico repetí como cotorra alienada (compañeras feministas:¡compasión!)que "lo mejor de Almodovar son sus primeras películas"(con Woody, igual). En esta ocasión, fui a ver La piel... porque una amiga me contagió su deseo, o su enigma. Después de verla, el misterio sigue sin revelarse y yo, todavía desvelada.
Imposible contar el argumento(menos mal, no estoy en condiciones de pensar tiempos verbales, por ejemplo). Imagino que con cierta lucidez es posible hacer un psicoanálisis aplicado que ajuste como guante en mano (otra vez:¡menos mal!). Pero, insisto, en este estado me va mejor la técnica barthesiana de elipsis y fragmentación.
1. Sospecho que Almodovar sería el discípulo favorito de Buñuel (si Luis se levantara...). Y para confirmar mi sospecha, me dieron ganas de ver obra buñuelesca en su totalidad. Sólo vi dos: una de un marido paranoico basada en novela de Benito Perez; y Ese oscuro objeto del deseo("PSI" obvio) donde Buñel pasa de Catherine a Angela en un abrir y cerrar de ojos. Esa es la metáfora central de La piel: ¿quién es quien? Pregunta princeps que se lleva puesto hasta los llamados lazos sanguíneos (Cosa curiosa en Almodovar, en sintonía con Clint: los padres sólo pueden ser padres de los hijos (¿biológicos?) de otros. En la peli anterior es aún más evidente.)
2. Me resulta indecidible calificar de buena o mala La piel. Más bien eso me resulta indiferente porque, justamente,la película me provocó de todo menos indiferencia. Sólo por dar algunos ejemplos: intriga por el suspenso de la trama; fastidio por sus saltos temporales; melancolía por sus logrados golpes bajos; y una sensación constante de no saber si reir o llorar (a mi vecino de butaca le pasó distinto:directamente se fué).
3. Mención aparte merece esta emoción o sentimiento: ¡yo quiero a Mi Banderas!...(planchadito, planchadito... o no, me da exactamente igual). Gracias a Antonio puedo olvidar ese campaneo teórico replicando que los primeros planos y el cine funcionan en general como el agua y el aceite porque en su esencia son el alma de la telenovela. Y no le doy gracias sólo al envase de Antonio, o a su máscara, piel o careta (depende el sociolecto discursivo al que cada quien pertenezca). Me voy a permitir un facilismo sonámbulo: Antonio es un actor de la puta madre. O mejor dicho, según el contexto significante, de la ostia.
De todas maneras y volviendo al tema del envase, máscara, piel o careta (a mi me da exactamente igual), lamento que la magia del cine no sea TOTAL. Si así fuera, entonces, La piel... se "trans-vestiría" en La rosa (púrpura del Cairo) y Antonio rasgaría la pantalla (o persiana americana, y ahí no se si me da exactamente igual) sólo para venir a verme. Entonces, si así fuera: seguro que a estas horas de la madrugada no estaría escribiendo.
A.B
Andre, vi la peli en el avión. No me gustò. En el viaje de vuelta, volví a verla, porque seguía en el menú. Le di una segunda oportunidad. La segunda vuelta suele ser una prueba que nunca falla. Si aguanta es buena. Pero no aguantó, la saqué.
ResponderEliminarAristóteles decía que la obra dramática debía provocar compasión y temor por parte de sus personajes. Esto es : me alejo y me acerco del más malo o del más bueno, tengo que poder comprender al asesino aunque me cause rechazo. (Pienso en las pelis del Padrino por ejemplo, como un delicuente, eso es Don Corleone, sin embargo produce fascinación y hasta cierta simpatía).
Pués bien, en La piel .. no pasa eso, nada hay en sus personajes que nos acerquen, que hagamos que podamos comprender al científico que encarna Banderas. Pensemos en Hablé con ella. Se trata de un tema complicado, que transita por la zona de la moral y de la ética. Un enfermero que viola a una paciente en coma. Sin embargo uno se acerca a ese enfermero y hasta lo puede comprender en ese juego que se plantea en la peli.
Yo creo que esta vez Almodovar jugó solo y nos dejó afuera.
Andre, gracias por tu comentario. Desconocía referencia a Don Aristóteles. Como charlamos ayer, toda la teoría literaria está condensada en esa idea. Principio básico para medir un relato, historia o cuento, ¡a ver si resiste! El ejemplo de El Padrino es para mi más que elocuente. Perdí la cuenta de la cantidad de veces que la vi y siempre que la engancho en cable, no importa en qué parte, me quedo hipnotizada. También, alguna vez lo hablamos, si no fuera por el detalles de más que un par de asesinatos en su cuenta, ¿a quien no le gustaría tener un papá Padrino? Porque lo primero es la familia, ¿no?
ResponderEliminarAlmodovar es además de un director excepcional a veces, un personaje Almodovar: impredescible. Con todo lo que eso depara. Es cierto, sus personajes son refractarios a una posible identificación. En especial, Antonio, ¡a quien sólo puedo amar sin odiar ni siquiera un poquito!
Besos,
Andrea